Mi tetera, al calentarse, emite un sonido similar al que harían diez niños agonizando en un sótano. El viejo metal se dilata con el calor del fuego y genera, en el frío de la mañana, cuando en la casa todavía reina el silencio, un silbido ondulante y lastimero, que quita la esperanza y eriza la piel. Que no sea esto razón de escalofrío, querido lector. Lo que debería inquietarlo, lo que realmente debería inquietarlo, es por qué conozco yo como suenan diez niños agonizando en un sótano.
Algunos escritos que me salen de la cabeza porque están hartos de vivir ahí adentro.
sábado, 10 de marzo de 2018
La tetera
Mi tetera, al calentarse, emite un sonido similar al que harían diez niños agonizando en un sótano. El viejo metal se dilata con el calor del fuego y genera, en el frío de la mañana, cuando en la casa todavía reina el silencio, un silbido ondulante y lastimero, que quita la esperanza y eriza la piel. Que no sea esto razón de escalofrío, querido lector. Lo que debería inquietarlo, lo que realmente debería inquietarlo, es por qué conozco yo como suenan diez niños agonizando en un sótano.
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Excelente, escalofriante!
ResponderEliminarGracias!!! Abrazo grande
Eliminar...Y así es como aquí inicia una gran novela de terror... y de ahí a la pantalla grande. Un abrazo Sr. Atentamente un fan.
ResponderEliminarChepazo!!! Abrazo Interamericano
EliminarExcelente
ResponderEliminarNo te visitaré nunca con mi niño.
Oh, una pena. Con lo rico que me sale el té.
EliminarLa clave de su excelente nivel es esa aparición y modulación del narrador en el final que nos deja a todos pensando si hay un lado oscuro en esa simple percepción teterística o si solo vio muchas pelis de terror y quiere gastarnos una broma. Que sea broma! Que sea broma! Una broma oscura...
ResponderEliminarHermoso microrrelato.
Muchas gracias, Ema.
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